“Contrato a una maestra de 1923”:
“6. No fumar cigarrillos. Este contrato quedará automáticamente anulado y sin efecto si se encontrara a la maestra fumando.”
Al leer en clase este contrato, este punto me llamó realmente la atención. ¿Por qué? Bien, este verano tuve la suerte (pese al calor) de ver Sevilla. Para los despistados, en Sevilla se situaba la Real Fábrica de Tabacos (que era la fábrica tabaquera más importante de la época). Esta fábrica es actualmente la Facultad de Historia, de Filología y Filosofía de la Universidad de Sevilla (la estructura es la original y recomiendo totalmente su visita ya que los miércoles a las 11 de la mañana es gratuita y es muy nutritiva).
Bien, ¿y esto que tiene que ver? Pues mucho realmente. En esta fábrica trabajaban en el principio hombres, pero, como estos eran bruscos y tenían las manos grandes la fábrica de tabacos era exclusiva de mujeres. Aquí solo había trabajadoras que, en condiciones infrahumanas de salud dada a la pésima ventilación, intentaban realizar su trabajo. Esto fue una gran revolución en la introducción al mercado laboral de la mujer en España, ya que esto suponía la independencia económica del hombre. Claramente tenía sus contras, y seguramente el más grande era que debían llevarse a sus bebés e hijos a la fábrica ya que no tenían con quien dejarlos. Es por esto por lo que las trabajadoras, dado que solo eran mujeres, decidieron trabajar con menos ropa para poder así dar más fácilmente de mamar sin parar la producción.
Esto les dio una fama muy vulgar, y desde entonces la palabra cigarrera tiene una connotación muy negativa asociada a mujeres tachadas de promiscuas al adulterio, rudas y de pocos modales de dama clásica.
En conclusión, me llamó la atención porque casualmente se ganaron esta fama a finales del siglo XIX y este artículo es de principios del XX por lo que (según mi hipótesis), los que se encargaban de contratar a las maestras no buscaban una educación impartida por estas “cigarreras promiscuas y liberales”. Libertad si, pero libertinaje es otra cosa dicen los conservadores. En fin, pese a ser feministas ¡ustedes no fumen!
Diego Medina López-Rey
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